La felicidad, el compromiso y las expectativas.
Nací hace 25 años, en la ciudad de Guatemala. Acomodado, soy una persona sumamente afortunada que ha tenido oportunidad de acceso a una excelente educación media y universitaria. He tenido la oportunidad de experimentar distintas formas de vida, incluso he viajado alrededor del mundo en todos los sentidos cardinales. Hasta hace algunos meses consideraba tener resuelta mi vida. Era sencillo, terminada mi carrera universitaria, dedicaría los siguientes 5 años de mi vida a perfeccionarme en el arte de pedalear el sistema judicial guatemalteco, desde llevarle donas a las oficiales de los juzgados hasta la interposición de recursos anti éticos, para salirme con la mía. Luego, era sencillo, capitalizarme, consumir, casarme, consumir, tener hijos, consumir, verlos crecer, enseñarles a consumir, darles para consumir, prepararles para que produzcan su propio capital para consumo, verlos partir y morir.
Ya todos conocen la historia, el techo apareció y ya todos conocen lo que pasó... no es que NO sea importante es que no quiero redundar de nuevo en temas en los que constantemente reflexionamos. Hoy quiero hacerlos reflexionar viajando en el tiempo, para que juntos cuestionemos la incertidumbre y el miedo que nos produce dedicar nuestra vida a servir a los demás.
Hace varias décadas, inmiscuidos en un conflicto armado interno de terror, Nuestros Padres, sin las condiciones de libertad de expresión y de acción con las que contamos ahora, se encontraron frente a la siguiente disyuntiva: Hacer patria y luchar por la igualdad de derechos y oportunidades para los habitantes de una Guatemala en decadencia ó todo lo contrario, vivir una vida enfocada en el trabajo individual y en la acumulación de riqueza material con el objetivo de alcanzar una cierta seguridad personal y familiar que les aislara de la situación de inseguridad social. Lamentablemente, la situación de violencia, terror y la creciente corriente del consumismo occidental pudo más que su amor por la patria y se enfrascaron en una vida enfocada en la acumulación de riquezas como reflejo del éxito.
Hoy años después, vemos en nuestra sociedad corrupta y de total anarquía, el reflejo de esa decisión que nuestros padres tomaron. Esa Decisión trajo como consecuencia la falta de participación y desinterés de toda una generación de personas que vendieron a los malintencionados y oportunistas lo más importante que tiene una nación ¨DEMOCRÁTICA¨: la representatividad y la potestad de ejercer una verdadera auditoría social. Así mismo, esta decisión trajo consigo, una generación de personas que ven llegar el ocaso de su vida con infelicidad, enfrascados en la constante queja sin acción, aferrados a sus hijos a quienes han buscado dar todo materialmente, porque sin ellos la vida ya no tiene sentido. Y es que no ha sido sino hasta el final del camino que han entendido que lo material no trasciende la vida, y que por ello han vivido un vida sin sentido.
Años después, los jóvenes de este país ya no nos encontramos frente a esta disyuntiva. Ya no podemos elegir. La decisión de nuestros padres nos ha obligado a vivir en una sociedad, que pretende engañar sus ojos, escondiendo en el consumo y en el éxito material, el dolor y la realidad de millones de hermanos guatemaltecos que han sido marginados de cualquier tipo de oportunidades. Nosotros los jóvenes de este país, ya no cuestionamos, ya no sacamos el pecho, ya no levantamos la cara. Nosotros los jóvenes de este país, ya no soñamos más allá de un lujoso auto, una bonita casa, una bonita espos@, unas buenas vacaciones y una cuenta de ahorros sin límites; y todo esto a pesar de que afuera de nuestro mundo de fantasía, nuestro sistema colapsa, la gente se muere de hambre y de frío, la violencia y la impunidad imperan y nuestro territorio es tomado y acaparado por personas inescrupulosas, incluso extranjeras.
SIn embargo, nuestro trabajo con las familias y la oportunidad de ver lo que nos esconden, nos ha abierto los ojos. Hemos vuelto a sentir el llamado de la patria. Lo desconocido nos ha despertado, nos ha hecho llorar, nos ha hecho sentir, nos ha devuelto la capacidad de revaluar el papel que debemos tomar.
No obstante la sociedad, en ocasiones nuestros mismos seres queridos, nos cuestionan, nos reprimen. nos tratan de locos. Para ellos es impensable la idea de una vida en función de los demás, porque ellos quieren que tomemos el mismo camino que ellos decidieron tomar. ¿PORQUE?¿Es que acaso no se han dado cuenta de lo equivocados que han estado?
Esta intuición que nos guía empezó transformándose en felicidad, pasó a convertirse en convicción y finalmente se esta transformando en sabiduría. Sabiduría que borrará de nuestras mentes cualquier límite, cualquier duda, cualquier miedo y nos hará tan fuertes e incansables, que un día veremos atrás y nuestro propios ojos se negarán a creer lo que hemos logrado.
Andrés Cano Sierra - Gerente UTPMP - Guatemala
2 comentarios:
Tremendo, muy sarpado y cierto todo lo que escribe.
sin palabras...
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